La orientación profesional de los alumnos
Publicado en Vanguardia Educativa, nº 32, Monterrey, México, 2018
María Rosa Espot y Jaime Nubiola
La orientación profesional de los alumnos es una tarea docente de gran repercusión social. En su mayoría los jóvenes consideran que una de las aspiraciones más importantes en su vida es acertar en la elección de la carrera. Algunos tienen claro lo que quieren estudiar, sin embargo son muchos los que desorientados, confusos, o indecisos, necesitan la ayuda del profesor cuando llega el momento de elegir su inmediato futuro académico.
Se trata de brindar nuestra ayuda de profesor a los alumnos en una de las primeras decisiones importantes de su vida: la elección de la carrera, que va a decidir no solo su futuro académico, sino también —y probablemente en gran medida— su futuro profesional.
¿Qué factores debe considerar el alumno para convertir esta elección en una buena decisión? ¿Las capacidades, los intereses, la vocación, las disposiciones, las perspectivas de desarrollo profesional que ofrece una determinada carrera? En este sentido, la orientación del profesor debe ser una ayuda para que el joven pueda despejar, de manera reflexiva y decisiva, sus incógnitas al respecto.
La vía que proponemos para que la ayuda orientadora del profesor sea realmente eficaz es poner al estudiante en situación de reflexionar sobre sus gustos personales, intereses, aptitudes, actitudes y hábitos de trabajo adquiridos en su período escolar, preuniversitario. Es decir, invitar al joven estudiante a pensar sobre sí mismo para conocerse más y mejor, y así poder elegir con mayor acierto.
Conocerse más y mejor para elegir bien
Conocerse a sí mismo no es tarea fácil. Es hacer un ejercicio de introspección que requiere voluntad (gran empeño personal), tiempo, silencio exterior —tan escaso en el mundo de los jóvenes y tan necesario para alcanzar el silencio interior imprescindible para adentrarse en uno mismo—, y una buena dosis de valentía.
Está claro que para alcanzar tan alto y ventajoso objetivo, los estudiantes necesitan nuestra ayuda. La ayuda del maestro en el sentido más amplio de la palabra. ¡Los alumnos la esperan!
Una vía de eficacia comprobada para avanzar en la comprensión de uno mismo, y en consecuencia poder conocerse mejor, es lanzarse a escribir —sin prisas de ninguna clase— las reacciones y emociones personales ante hechos y circunstancias de la propia vida. Es decir, enseñar al joven alumno a observar, reflexionar y escribir sobre lo que pasa a su alrededor y cómo le afecta a él. Muy probablemente este ejercicio le conducirá a descubrir qué le hace sentirse mejor, o qué es importante para él. Lo que no deja de ser un primer paso para conocerse con mayor profundidad y por lo tanto un paso adelante para elegir mejor.
En segundo lugar, para conocerse más y mejor es de importancia vital invitar al alumno a hablar con otros —padres, profesores, amigos y conocidos, y también con estudiantes que estén cursando el grado que más le interesa—, es decir, lanzarse a pedir consejo y opinión. Reflexionar sobre lo que ha escuchado en cada una de esas conversaciones y considerarlo, sin lugar a dudas permite abrir la puerta de la imaginación y de los intereses personales escondidos, esto es, aún no descubiertos.
En tercer lugar, vale la pena persuadir al alumno de la importancia que tiene estar dispuesto a preguntar sobre sí mismo a quienes realmente le conocen y le quieren, es decir, preguntarles "¿cómo realmente me ves?" y escuchar con valentía y gratitud su respuesta, y después pensarla. Conocerse en profundidad y comprender lo que sucede alrededor de sí mismo, significa ir con ventaja a la hora de elegir.
La mejor orientación profesional
La mejor orientación es la que conduce a la mejor elección. Se trata pues de escuchar al alumno, aconsejarle, darle nuestra opinión, y después saber retirarse para dejarle elegir con libertad. Quien decide es el alumno. El profesor brinda su apoyo al estudiante y le acompaña en su decisión, pero nunca decide por él.
La mejor orientación tiene en cuenta que vivimos en un mundo cambiante. En este sentido, el profesor invita al alumno a conocer y explorar la oferta universitaria del momento y a elegir estudios en base a sus gustos e intereses (del alumno), sin focalizar la atención en que hay carreras con "mejor salida". De hecho, el que una determinada carrera tenga "mejor salida" puede hoy ser cierto y dejar de serlo en un futuro quizá no lejano. Vivimos en una sociedad tremendamente cambiante y en consecuencia las necesidades y demandas socio-laborales son también cambiantes.
A muchos alumnos decidir qué carrera van a estudiar les agobia y les inquieta, tienen miedo a equivocarse. Es su primera decisión importante y saben que esa elección tiene mucho que ver con su futuro profesional. Para ellos, tomar esa decisión es un quebradero de cabeza. La elección de la carrera ciertamente es una decisión importante. Sin embargo, como bien sabemos todos los profesores, los estudios de posgrado —período en el que el joven dispone de más formación, información, criterio y madurez— permiten reorientar decisiones sobre la vida profesional tomadas con anterioridad. Por este motivo y en aras a la tranquilidad y serenidad del estudiante de bachillerato —inexperto en tomar decisiones—, el profesor debe presentar al alumno esa circunstancia de futuro. Hacerlo, con toda seguridad ayudará a decidir mejor al estudiante preocupado por la decisión que ha de tomar.
El profesor que es buen orientador intenta siempre descubrir el potencial de cada alumno en particular. Con el asesoramiento que ofrece al joven estudiante trata de desarrollar ese potencial al máximo, ayudándole a decidir bien y a ser capaz de hacer un proyecto de futuro. El buen orientador nunca impone, sino que escucha, aconseja, opina y guía con maestría a su asesorado.
Se trata de brindar nuestra ayuda de profesor a los alumnos en una de las primeras decisiones importantes de su vida: la elección de la carrera, que va a decidir no solo su futuro académico, sino también —y probablemente en gran medida— su futuro profesional.
¿Qué factores debe considerar el alumno para convertir esta elección en una buena decisión? ¿Las capacidades, los intereses, la vocación, las disposiciones, las perspectivas de desarrollo profesional que ofrece una determinada carrera? En este sentido, la orientación del profesor debe ser una ayuda para que el joven pueda despejar, de manera reflexiva y decisiva, sus incógnitas al respecto.
La vía que proponemos para que la ayuda orientadora del profesor sea realmente eficaz es poner al estudiante en situación de reflexionar sobre sus gustos personales, intereses, aptitudes, actitudes y hábitos de trabajo adquiridos en su período escolar, preuniversitario. Es decir, invitar al joven estudiante a pensar sobre sí mismo para conocerse más y mejor, y así poder elegir con mayor acierto.
Conocerse más y mejor para elegir bien
Conocerse a sí mismo no es tarea fácil. Es hacer un ejercicio de introspección que requiere voluntad (gran empeño personal), tiempo, silencio exterior —tan escaso en el mundo de los jóvenes y tan necesario para alcanzar el silencio interior imprescindible para adentrarse en uno mismo—, y una buena dosis de valentía.
Está claro que para alcanzar tan alto y ventajoso objetivo, los estudiantes necesitan nuestra ayuda. La ayuda del maestro en el sentido más amplio de la palabra. ¡Los alumnos la esperan!
Una vía de eficacia comprobada para avanzar en la comprensión de uno mismo, y en consecuencia poder conocerse mejor, es lanzarse a escribir —sin prisas de ninguna clase— las reacciones y emociones personales ante hechos y circunstancias de la propia vida. Es decir, enseñar al joven alumno a observar, reflexionar y escribir sobre lo que pasa a su alrededor y cómo le afecta a él. Muy probablemente este ejercicio le conducirá a descubrir qué le hace sentirse mejor, o qué es importante para él. Lo que no deja de ser un primer paso para conocerse con mayor profundidad y por lo tanto un paso adelante para elegir mejor.
En segundo lugar, para conocerse más y mejor es de importancia vital invitar al alumno a hablar con otros —padres, profesores, amigos y conocidos, y también con estudiantes que estén cursando el grado que más le interesa—, es decir, lanzarse a pedir consejo y opinión. Reflexionar sobre lo que ha escuchado en cada una de esas conversaciones y considerarlo, sin lugar a dudas permite abrir la puerta de la imaginación y de los intereses personales escondidos, esto es, aún no descubiertos.
En tercer lugar, vale la pena persuadir al alumno de la importancia que tiene estar dispuesto a preguntar sobre sí mismo a quienes realmente le conocen y le quieren, es decir, preguntarles "¿cómo realmente me ves?" y escuchar con valentía y gratitud su respuesta, y después pensarla. Conocerse en profundidad y comprender lo que sucede alrededor de sí mismo, significa ir con ventaja a la hora de elegir.
La mejor orientación profesional
La mejor orientación es la que conduce a la mejor elección. Se trata pues de escuchar al alumno, aconsejarle, darle nuestra opinión, y después saber retirarse para dejarle elegir con libertad. Quien decide es el alumno. El profesor brinda su apoyo al estudiante y le acompaña en su decisión, pero nunca decide por él.
La mejor orientación tiene en cuenta que vivimos en un mundo cambiante. En este sentido, el profesor invita al alumno a conocer y explorar la oferta universitaria del momento y a elegir estudios en base a sus gustos e intereses (del alumno), sin focalizar la atención en que hay carreras con "mejor salida". De hecho, el que una determinada carrera tenga "mejor salida" puede hoy ser cierto y dejar de serlo en un futuro quizá no lejano. Vivimos en una sociedad tremendamente cambiante y en consecuencia las necesidades y demandas socio-laborales son también cambiantes.
A muchos alumnos decidir qué carrera van a estudiar les agobia y les inquieta, tienen miedo a equivocarse. Es su primera decisión importante y saben que esa elección tiene mucho que ver con su futuro profesional. Para ellos, tomar esa decisión es un quebradero de cabeza. La elección de la carrera ciertamente es una decisión importante. Sin embargo, como bien sabemos todos los profesores, los estudios de posgrado —período en el que el joven dispone de más formación, información, criterio y madurez— permiten reorientar decisiones sobre la vida profesional tomadas con anterioridad. Por este motivo y en aras a la tranquilidad y serenidad del estudiante de bachillerato —inexperto en tomar decisiones—, el profesor debe presentar al alumno esa circunstancia de futuro. Hacerlo, con toda seguridad ayudará a decidir mejor al estudiante preocupado por la decisión que ha de tomar.
El profesor que es buen orientador intenta siempre descubrir el potencial de cada alumno en particular. Con el asesoramiento que ofrece al joven estudiante trata de desarrollar ese potencial al máximo, ayudándole a decidir bien y a ser capaz de hacer un proyecto de futuro. El buen orientador nunca impone, sino que escucha, aconseja, opina y guía con maestría a su asesorado.