Una experiencia formidable: enseñar a enseñar

Publicado en La Vall, nº 10, 2006, pp. 10-12

María Rosa Espot
Este año doy por quinta vez en el colegio un curso de formación para las profesoras nuevas. A lo largo de sus cuatro ediciones anteriores han participado en el curso veintisiete profesoras. Siete de estas profesoras eran a su vez antiguas alumnas de La Vall. De nuevo nos encontrábamos en el aula, yo como profesora y ellas como alumnas, pero en esta ocasión no para aprender ecuaciones, logaritmos o derivadas, sino para aprender a ser una excelente profesora, algo realmente mucho más difícil y mucho más apasionante. En los mismos pupitres en los que hace unos años estas siete profesoras aprendieron matemáticas, geografía, literatura, química y un montón de otras muchas cosas, hoy, convertidas en profesionales de la educación, ha podido continuar su aprendizaje.

Enseñar la propia profesión cuando te gusta con pasión es una tarea realmente emocionante. Si además el discípulo o aprendiz, en este caso la joven profesora, te presta su atención con la ilusión, las ganas de aprender y el entusiasmo con los que yo me he encontrado en cada una de las ediciones de este curso, esta tarea emocionante se convierte en una experiencia formidable. Ser profesora supone, entre otras cosas, estudio y esfuerzo personal constantes. Quienes amamos esta profesión estamos convencidas de que aunque es una profesión exigente y sin llamativas compensaciones aparentes, vale muchísimo la pena. La grandeza de nuestra profesión reside en que no trabajamos con cosas, sino con personas, y a través de nuestro trabajo contribuimos a su mejora personal.

1. Los inicios del profesor

En los inicios de la vida profesional del docente los dos temas centrales son la supervivencia y el descubrimiento. Uno de los primeros descubrimientos que hace el docente en sus comienzos profesionales es la gran variedad de tareas que comporta su profesión. Pronto se da cuenta de que ser profesora o profesor no se reduce a dar unas clases y dar una clase no es únicamente explicar unos conocimientos y además las alumnas o los alumnos quizá no son como se había imaginado, y por supuesto el tiempo para llevar a cabo todas las tareas escolares asignadas siempre es escaso. Su desconcierto no es pequeño.

En este sentido, desde un principio los objetivos de este programa de formación se centraron en instruir a las nuevas profesoras en sus múltiples tareas, así como en darles la acogida en el colegio que precisa todo docente en los inicios de su vida profesional. En concreto, los objetivos del curso quedaron definidos del siguiente modo: instruir a la profesora en las tareas propias de la profesión docente y proporcionarle recursos y estrategias que le ayuden a resolver, con criterio, las distintas situaciones que van surgiendo diariamente a lo largo del curso escolar.

2. Qué enseñar y cómo hacerlo

Se trata pues de enseñar a las jóvenes profesoras las diversas tareas de la profesión docente —impartir clases, programar, evaluar, orientar a las alumnas, mantener informados a los padres y coordinar con ellos actuaciones educativas, organizar actividades extraescolares, asistir a distintos tipos de reuniones como son por niveles, por ciclos, por departamentos, juntas de evaluación—, y por supuesto la normativa legal escolar que las regula. Pero estos conocimientos no son suficientes, la joven profesora precisa conocer el Centro Escolar al que acaba de llegar. Por lo tanto, las sesiones iniciales del curso se centran en conocer La Vall, esto es, el organigrama del colegio, su ideario y el proyecto educativo de centro, la organización del colegio en secciones y departamentos, las instalaciones del colegio, sus costumbres y sus celebraciones.

Para facilitar a la profesora principiante la reflexión y la asimilación de los contenidos que aborda este programa de formación, estos contenidos se imparten de forma gradual en sesiones grupales quincenales de media hora de duración a lo largo de todo el curso escolar. Es decir, no se trata de un curso intensivo de formación previo al comienzo de las clases escolares, sino que se prolonga hasta finalizar el año escolar.

3. La opinión de las participantes

Con el objetivo de mejorar este curso de formación en ulteriores ediciones, la última sesión se dedica a realizar su evaluación. Esta evaluación se lleva a cabo mediante un breve cuestionario que las profesoras participantes cumplimentan. Se trata de un cuestionario sobre el acierto e interés de los temas tratados y sobre el modo de impartir las sesiones, que permite expresar cualquier sugerencia o comentario que las participantes estimen de interés. El trabajo en equipo, La atención a la diversidad, son temas, entre otros, sugeridos para ser tratados también en el curso.

Entre los comentarios expresados cabe destacar el agradecimiento al colegio de las participantes por este medio de formación que el colegio les ofrece. Un medio de formación que no sólo les permite aprender sobre sus tareas profesionales, sino que además les permite conocer a otras profesoras del colegio con las que habitualmente no coinciden por cuestiones de horario, o por trabajar en secciones o niveles de enseñanza distintos. Se trata de un conocimiento mutuo entre profesionales que permite intercambiar experiencias y puntos de vista distintos, lo que indudablemente les proporciona un saber adicional. Media hora de sesión a todas nos sabe a poco. Por esto, al término de la sesión cuando surge ese diálogo entre profesionales tan enriquecedor que permite que unas aprendamos de las otras, si el horario nos lo permite, prolongamos un poquito nuestra reunión.

Conclusión

No es suficiente querer ser una buena profesora, sino que hay que saber serlo, por lo tanto hay que aprender a serlo. En La Vall, convencidas de ello hemos puesto manos a la obra y el resultado ha sido una experiencia formidable, extraordinariamente gratificante y enriquecedora. Una experiencia que revierte favorablemente en la calidad del trabajo en el aula, en el buen entendimiento con los padres de las alumnas, y en las relaciones interpersonales entre profesoras. Damos muchas gracias a La Vall.