La calidad en el aula

Publicado en Smart Business (Quito, Ecuador), nº 17, febrero-marzo 2013, p.7

Revista Smart Business, nº 17, febrero-marzo 2013
María Rosa Espot y Jaime Nubiola
Para una gran mayoría de ciudadanos hablar de calidad en educación es hablar de leyes, presupuestos, ratios, planes de estudio, infraestructuras, tecnologías; en definitiva, es hablar de recursos, indicadores y procesos medibles. Sin lugar a dudas estos son factores que juegan un papel importante en la mejora de la calidad de la enseñanza en todos y cada uno de los centros educativos de un país. Sin embargo, es fácil observar que la mejora de la calidad de la enseñanza en un mismo centro educativo no progresa al mismo ritmo en cada una de las aulas que lo forman. Es decir, la calidad alcanza niveles distintos en función del profesor que lidera cada una de sus aulas.

La tarea del profesor consiste en enseñar a sus alumnos y conseguir que estos aprendan. Un buen profesor consigue ayudar a sus alumnos a aprender. Es más, logra contagiar a sus alumnos la ilusión por aprender y el afán por hacer progresar la sociedad en la que viven. En ese logro se encuentra el quid de la excelencia del profesor que revierte en la calidad de su tarea educativa.

No nos parece que la calidad dependa únicamente de los equipamientos disponibles, las nuevas tecnologías o los presupuestos, por poner unos ejemplos de herramientas de apoyo, que son útiles pero del todo insuficientes. Lo que queremos decir es que la calidad en el aula va muy unida a las ganas de aprender y de renovarse del profesorado, esto es, de actualizarse y mejorar intelectualmente. En este sentido, cuidar la formación intelectual del profesor no puede reducirse a una simple adquisición de técnicas, estrategias o habilidades, sino que va mucho más allá. Formarse intelectualmente significa dedicar a la lectura, el estudio y la reflexión las horas necesarias para no estancarse en los conocimientos ya adquiridos.

La calidad depende básicamente de las personas. De hecho, son muchos los que en primera instancia atribuyen el reconocido éxito educativo en la escuela en Finlandia a la calidad de sus profesores. Los mejores profesores no están satisfechos con lo que ya saben y por encima de todo están interesados en que sus alumnos realmente aprendan.

El profesor comprometido, el que ama su profesión, busca dominar la materia que imparte mediante el estudio y la investigación. Además, mediante su participación en cursos y seminarios, aspira a aprender los modos más efectivos para sacar a la luz lo mejor de cada alumno en particular. No cabe la menor duda: la formación del profesor es el factor decisivo para mejorar la calidad en las aulas.

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María Rosa Espot (Barcelona) es Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Doctora en Humanidades por la Universitat Internacional de Catalunya. Desde 1978 es Profesora en el Colegio La Vall de Bellaterra (Barcelona). Es autora de los libros La autoridad del profesor. Qué es la autoridad y cómo se adquiere (2006) y en colaboración con J. Nubiola, Aprender a divertirse (2011). Contacto: mrespot@la-vall.org

Jaime Nubiola (Barcelona, 1953) es Profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra, España. Entre sus libros se cuentan El taller de la filosofía, Pensar en libertad, Invitación a pensar y en colaboración con F. Zalamea, Peirce y el mundo hispánico. Es director de la revista Anuario Filosófico y director del Grupo de Estudios Peirceanos. Contacto: jnubiola@unav.es