La importancia del talento

Publicado en Smart Business (Quito, Ecuador), nº 20, noviembre-diciembre 2013, p. 8

Revista Smart Business (Quito, Ecuador), nº 20, noviembre-diciembre 2013
María Rosa Espot y Jaime Nubiola
En cualquier organización que se precie de ir en busca de la excelencia una de las tareas más importantes de quienes la gobiernan es descubrir los talentos propios de cada uno de los que forman parte de su estructura y saber emplearlos inteligentemente. La competencia profesional del directivo, del mando medio, del médico, del abogado o del profesor, por poner unos ejemplos, de ordinario va intrínsecamente unida a su talento personal. El talento humano es, por así decir, un don recibido, innato y susceptible de ser desarrollado y potenciado. En cambio, la competencia profesional se adquiere, pero siempre en base a los talentos propios recibidos. Por ejemplo, una persona torpe con las manos nunca será un buen relojero o, alguien sin empatía difícilmente será un buen directivo, lo que poco tiene que ver con ser un buen gestor.

La competencia profesional y la excelencia van muy unidas al talento humano personal.

Según el gran educador John Dewey —escribe Robert B. Westbrook en John Dewey, 1859-1952—,“las personas consiguen realizarse utilizando sus talentos peculiares”. Por ejemplo, entre las múltiples tareas propias de los profesores, una de las más apasionantes y con mayor repercusión en la vida de sus alumnos es la de ayudar a cada uno en particular a descubrir y cultivar su propio talento. Se trata de enseñar a los alumnos a cultivar su mente, su carácter, su personalidad, su capacidad de relación con los demás, en definitiva todo el potencial humano que reside en su persona.

Para alcanzar este objetivo —potenciar el talento humano y crecer como personas, ser más humanos— tres son las vías que proponemos. La primera es cultivar la lectura, fuente riquísima de sugerencias para ensanchar la propia vida, además de ser muchas veces un buen modo de aprender a escribir. La segunda, ampliar las vías de comunicación con los demás desarrollando el arte de la escucha en todos los ámbitos de la vida de cada uno. Las personas no somos seres aislados, sino que la vida de cada uno está del todo interrelacionada con la de quienes tenemos a nuestro alrededor, escucharnos unos a otros nos permite aprender de los demás y ayudarnos mutuamente. Ambas actividades nos hacen más humanos. Y la tercera, lanzarse a pensar. No tener miedo a realizar esa función tan propia del ser humano. Es preciso convencerse de que pensar no complica, sino que libera y expande el corazón.

El talento tiene una importancia grande en cualquier organización; el cultivo de la vida intelectual y el empeño en aprender y ensanchar las vías de comunicación con los demás son del todo indispensables para el crecimiento personal y lograr así ser más humanos.
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María Rosa Espot (Barcelona) es Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Doctora en Humanidades por la Universitat Internacional de Catalunya. Desde 1978 es Profesora en el Colegio La Vall de Bellaterra (Barcelona). Es autora de los libros La autoridad del profesor. Qué es la autoridad y cómo se adquiere (2006) y en colaboración con J. Nubiola, Aprender a divertirse (2011). Contacto: mrespot@la-vall.org

Jaime Nubiola(Barcelona, 1953) es Profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra, España. Entre sus libros se cuentan El taller de la filosofía, Pensar en libertad, Invitación  a pensar y en colaboración con F. Zalamea, Peirce y el mundo hispánico. Es director de la revista Anuario Filosófico y director del Grupo de Estudios Peirceanos. Contacto: jnubiola@unav.es